13 junio 2008

Me llaman el desaparecido

Os a pasado alguna vez el despertaros en mitad de la noche, mirar alrededor de la cama, y preguntaros, ¿Donde estoy? A mi me pasa muchas veces. Hasta ahora me pasaba cuando estaba teniendo un sueño de puta madre, con una pedazo de pelirroja tremenda de ojos verdes con mi novia y me despertaba por algún ruido raro o cosas así. Pero últimamente me pasa por motivos diferentes. Mi móvil sonando a las 4 de la mañana es el peor, porque lo normal es que sea algún cliente llamando para pasarme un marrón. Por suerte esa mala experiencia solo la he sufrido una vez. Otro motivo es la intranquilidad de tener que madrugar para coger un tren y luego un avión para volver a tu casa, por que estás a 1900 kilómetros (en línea recta), o simplemente que la almohada de la cama del hotel que te ha tocado en el viaje de turno, es una mierda, aunque sea un hotel de 4 estrellas, y te claven 100 leuros la noche, sin desayuno y sin nada. Y no me molesta viajar, me gusta viajar en avión, me gusta viajar en coche si conduzco yo, y no me importa demasiado si no conduzco. Me gusta conocer sitios nuevos, otras personas, nuevas obras e instalaciones, en las que puedo aprender mucho para poder hacer mejor mi trabajo. Pero todo tiene un límite. También me gusta ir al gimnasio y hacer un rato de bici para intentar bajar los kilos que estoy cogiendo, me gusta tomarme una con mis amigos, me gusta coger la guitarra, y aprender un poco mas, me encanta pasar tiempo con mi novia, y ese tipo de cosas no puedo hacerlas mas que una o dos veces por semana. Incluyendo los fines de semana. Y no me estoy quejando, solo que me gustaría poder “conciliar la vida personal con la profesional”, ya que ahora está tan de moda esa frase, que lo que viene siendo currar para vivir en vez de vivir para currar...
Para muestra un botón: Lunes en la oficina, Martes por la mañana en Madrid, por la tarde pequeña intervención en La seca, provincia de Valladolid, y por la noche dormimos en un pueblo de Cantabria, que ahora mismo no recuerdo el nombre. Un par de noches durmiendo allí, y trabajando en una incineradora de residuos sólidos urbanos (si, basura, y olía peor de lo que pensáis…) y salimos para Miranda de Ebro después de comer, llegamos a la noche, cenamos, dormimos, y por la mañana vamos a una obra para no hacer nada. Y vuelta para Madrid, el viernes por la tarde noche estamos de casa, y podemos descansar algo. Y la semana siguiente más de lo mismo.

Esta entrada, la empecé un día en un hotel, cuando estaba en Miranda, y la estoy acabando 2 semanas después. No voy ha decir que no haya tenido tiempo, por que he ido al concierto de Extremo, e hice la crónica, esta semana he estado saliendo todos los días, y he intentado recuperar por lo días que no pueda hacerlo. Incluso el jefe me acortó un día la jornada y me dijo que me fuese a casa una hora antes (será para compensar o algo. Ahora vamos 300-1, así que aun le faltan días para darme libre…), que aproveche para ir al gimnasio con mi novia. Ni tan mal.

Pero en poco vuelven los “malos tiempos”. Dentro de un par de semanas me voy a Nicaragua, un mes. La experiencia seguro que está chula, pero estar tanto tiempo fuera de casa, alejado de los colegas, la familia, y sobre todo, la novia. Ya veremos. Ya os contaré.

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